Quienes conocieron a Jorge Martínez afirman que fue un visionario del fútbol en Estados Unidos. Tuvo el olfato de ver el potencial que existía para el balompié en este país y supo aprovecharlo. Ese fue el principal legado que dejó el empresario colombiano, quien falleció el pasado domingo en Miami víctima de una penosa enfermedad.
Cuando hace cerca de tres décadas llegó a este país procedente de su natal Bogotá, Martínez era un publicista que traía como experiencia haber fundado en su país la empresa Interdeportes que manejaba la comercialización de la selección colombiana de fútbol, que acababa de clasificarse al Mundial de Italia 1990 y se había convertido en una locura.
Desde Miami, Martínez comenzó a vender vallas publicitarias para ponerlas en los estadios donde se disputaban los partidos de las eliminatorias al Mundial de Italia 1990, como en Paraguay, Argentina, Colombia, entre otros países de Sudamérica.
Tuvo bastante éxito y gracias a ello formó en 1990 la empresa Interforever, que durante más de una década impulsó el fútbol en Estados Unidos y en Centroamérica.
Una de las mayores influencias de Martínez por entonces fue contribuir en 1991 a la creación con sede en Estados Unidos de la Copa Oro, el torneo principal de selecciones de la CONCACAF.
“El impacto que tuvo por entonces el Mundial en Estados Unidos en 1994 ratificó definitivamente la convicción que tenía Jorge sobre las posibilidades del fútbol en este país”, comentó Francisco Salcedo, quien fue su socio y vicepresidente de Interforever. “También el arribo masivo de inmigrantes que escapaban de los conflictos en Centroamérica introdujo un nuevo mercado que necesitaba ser atendido”.
Debido a que por esos años ninguna cadena de televisión se interesaba por comprar los derechos de transmisión de los partidos de la región, Martínez creó su propio canal de distribuición, Circuito Cerrado Network (CCN), que transmitía en circuito cerrado los partidos de las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF y Sudamérica y llegó a tener hasta 2,000 lugares en todo Estados Unidos donde se pasaban en vivo y en directo dichos encuentros.
Hubo jornadas memorables como cuando llevaron más de 52,000 personas al entonces Orange Bowl en Miami en 1994 para el partido de preparación al Mundial entre Colombia y el AC Milan.
Para muchos, sin embargo, el mayor legado Martínez es su calidad humana.
“Siempre apostó por la gente, poseía un talento tremendo para la diplomacia, siempre caía bien”, valoró el periodista Keyvan Heydari, quien trabajó con Martínez en varios proyectos. “Hacía las cosas de una manera diferente, cosas que no se hacían antes”.
Interforever tenía un contrato por $2 millones con la Federación de Fútbol de El Salvador hasta el 2002 a cambio del manejo de los derechos de televisión y cinco partidos de la selección en el exterior. Se acusaba a Interforever de poner y quitar entrenadores en la Selecta.
“Agradezco los créditos que se nos asignan pero de fútbol es lo que menos sabemos”, replicó Martínez. “Mi negocio no es el fútbol, es el patrocinio del fútbol”.
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