El Niño debe restar fortaleza a la temporada de huracanes del 2009, pronosticaron el jueves expertos federales.
La Dirección Nacional de la Atmósfera y los Océanos (NOAA) redujo su pronóstico de tormentas con nombre en casi cuarta parte, pero advirtió que los tranquilos trópicos pudieran despertar y una cifra casi normal de huracanes.
"No esperamos de ninguna manera que sea una temporada muerte'', dijo Gerry Bell, meteorólogo del Centro de Pronósticos de la NOAA.
El nuevo rango probable --que se calcula en alrededor de una probabilidad de 70 por ciento-- es entre 7 y 11 tormentas con nombre, de las cuales entre tres y seis se convertirían en huracán. Se espera que una o dos se conviertan en huracanes Categoría 3, con vientos de 111 millas por hora o más.
El pronóstico inicial de la NOAA, emitido en mayo, contemplaba entre 9 y 14 tormentas con nombre, entre cuatro y 7 huracanes y entre uno y tres ciclones fuertes. La temporada promedio de la cuenca del Atlántico, que va del primero de junio al 30 de noviembre, es de 11 tormentas.
Los meteorólogos no consideran que el tranquilo comienzo de esta temporada, con una sola depresión desde junio, es un indicador fiable de cómo se desarrollarán los próximos meses. Pero toman en cuenta el fenómeno conocido como, que se formó rápidamente en junio y parece probable que se fortalezca hasta el otoño.
Ese patrón, marcado por el calentamiento de las aguas del Pacífico, por lo general tiende a tranquilizar los trópicos tanto en la cantidad como intensidad de las tormentas. Bell dijo que los vientos a gran altura ya se han fortalecido, lo que significa que las tormentas en gestación deben enfrentar esa fuerza, que las puede debilitar y en ocasiones destruir.
Otro experto destacado, William Gray, de la Universidad Estatal de Colorado, también ha reducido su proyección anual a una sola tormenta con nombre, de 10 que tenía antes, debido a los efectos de El Niño.
Si la temporada ciclónica del 2009 prueba ser más débil de lo normal, quizás se trate de una excepción. El Niño va y viene, pero una amplia gama de condiciones favorables a la formación de huracanes no han desaparecido.
Estos patrones --vientos frente a Africa, lluvias en zonas tropicales, aguas más calientes en el Atlántico y el Caribe, entre otros factores-- tienden a durar entre 25 y 40 años, dijo Bell.
"Hace 14 años que comenzamos la actividad actual y no hay señal de que vaya a concluir pronto'', agregó.
La NOAA no emite pronósticos de dónde o cuántos huracanes pueden tocar tierra, porque los patrones regionales del tiempo los afectan notablemente.
Comentarios