Las victorias republicanas en el Congreso significan que las compañías estadounidenses, desde Goldman Sachs Group Inc., hasta WellPoint Inc., pueden estar en condiciones de debilitar o bloquear la que ellos consideran como la política antiempresarial del presidente Barack Obama enmateria de salud pública, el medio ambiente, los impuestos y la reforma financiera.
Los republicanos recuperaron la Cámara de Representantes ayer, al ganar al menos 60 escaños, en su mayor incremento desde 1938. El partido empleará su primera mayoría en la Cámara desde el 2006, para tratar de elimiar los fondos para segmentos de la ley de salud de Obama a los que se oponen las empresas, y para frenar regulaciones y gastos gubernamentales, dijo antes de las elecciones Jay Timmons, vicepresi-dente de la Asociación Nacional de Fabricantes (NAM), grupo de cabildeo de Washington.
"Los estadounidenses votaron por empleos y crecimiento económico'', y ‘'rechazaron estruendosamente'' las políticas demócratas sobre impuestos y regulaciones, dijo en una declaración anoche Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de EEUU, el mayor grupo de cabildeo en el país. Las republicanos también se anotaron una ganancia neta de por lo menos seis escaños en el Senado, aunque los Demócratas retuvieron el cotrol de este cuerpo.
Los resultados fortalecerán los esfuerzos republicanos por extender los recortes de impuestos de la era de Bush para quines ganan más de $250,000, y para derrotar las propuestas de Obama de aumentar los impuestos a las ganancias obtenidas por las compañías en el extranjero.
"Cuando usted tiene 9.6 por ciento de desempleo, no es el momento de subir los impuestos'', dijo John Engler, presdidente de NAM y ex gobernador republicano de Michigan.
"Podríamos comenzar a ver una expansión del crédito el año próximo, como un resultado de la extensión de los recortes a los impuestos de la era Bush'', dijo Lee el miércoles. ‘‘Todo esto puede hacer que los mercados lleguen a 1,300 a finales de año''.
"La victoria republicana en la Cámara significa que habrá una detención absoluta para la agenda de Obama'', dijo Tom Block, fundador de Tom Block Consults y ex director de relaciones con el gobierno de JP Morgan, en la conferencia telefónica organizada por Lee.
El control republicano de la Cámara puede ofrecer la mejor oportundiad para aprobar acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Colombia y Panamá desde que fueron aprobados por el presidente Bush en el 2007. Obama se ha abstenido de impulsar los acuerdos en el Congreso tal como han sido bosquejados, entre el elevado desempleo y la oposición de algunos de sus colegas demócratas y sindicatos.
"Esta es un área en la que republicanos y demócratas pueden trabajar unidos'', dijo William Lane, director de relaciones con el gobierno de Caterpillar Inc., el fabricante de equipos de construcción, que favorece el libre comercio.
Para firmas como Caterpillar, UPS, Boeing Co. y Citigroup Inc., la aprobación del acuerdo ampliaría su acceso a mercados foráneos. Sólo el trato con Surcorea fortalecería las exportaciones de EEUU en $10,900 millones al año, según la Comisión de Comercio Internacional.
International Business Machines Corp., Microsoft Corp., Blackstone Group LP y Occidental Petroleum Corp., han cabildeado contra las propuestas de Obama de aumentar los impuestos a las ganancias obtenidas en el extranjero. Las elecciones les dan ahora algunos aliados importantes.
"Los republicanos han sostenido firmemente su afirmación de que ellos no va a subir los impuestos'', dijo John Feehery, que fue asesor del ex presidente de la Cámara Dennis Hastert, el último republicano que ocupó ese alto puesto. "Los republicanos entienden y se ocupan mucho más del impact financiero de estos impuestos sobre los empleos''.
El control republicano de la Cámara puede hacerle imposible a Obama el tener éxito en aumentar los impuestos sobre las ganancias que las compañías obtienen en el extranjero. Y el estancamiento que podría resultar de una legislatura dividida también imposibilitaría otros cambios propuestos por la administración, que costarían a las compañías petroleras, incluyendo a Occidental, decenas de miles de millones más al año, al subir los impuestos sobre sus operaciones fuera de EEUU.
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