Modificar varios puntos “inadmisibles” del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC es una de las promesas de la campaña del precandidato presidencial uribista Rafael Nieto Loaiza, del partido Centro Democrático.
En una entrevista con el Nuevo Herald, el abogado y ex ministro de Justicia aseguró que Colombia está “caminando por el filo del abismo” y que es hora de “corregir el rumbo” del país.
Usted no tiene trayectoria política, ¿por qué aspira a ser presidente de Colombia?
Porque las elecciones del 2018 son históricas. Estamos ante un enemigo camuflado, ante una sociedad civil polarizada y fracturada, ante una Fuerza Pública sin voluntad de combate, ante una posible crisis económica y ante la ruptura democrática que dejó el referendo de la paz. Estamos caminando en el filo del abismo y si continuamos por la senda del presidente Juan Manuel Santos, nos vamos a caer y eso no es nada distinto que vernos en el espejo de Venezuela. Tenemos que corregir el rumbo y ganar en el 2018.
¿No cree que el uribismo ha sido un gran responsable de esta polarización?
No creo en la responsabilidad que se le ha tildado al uribismo de polarizar el país. El que volvió el tema de la paz un tema divisivo no fue el ex presidente Álvaro Uribe sino Santos cuando decidió dividir a los colombianos entre amigos y enemigos de la paz.
Qué opina de las voces que dicen que el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras es el verdadero candidato de Uribe...
Quienes así lo afirman conocen muy poco al ex presidente Uribe y se equivocan de cabo a rabo. Los precandidatos de Uribe son los que están hoy en el partido. No Germán Vargas ni ninguno otro.
De llegar a la presidencia, ¿cuál sería su postura frente a los acuerdos de paz con las FARC?
Comienzo por decir que esos acuerdos son espurios e ilegítimos porque van en contra de la voluntad de la mitad de los colombianos. Sin embargo, reconozco que es valioso para el país que 7,000 asesinos dejen de matar y se reincorporen a la vida civil, y eso tenemos que preservarlo. Lo que propongo es hacer una modificación profunda de algunos de los puntos que son inaceptables e inadmisibles, para que los guerrilleros no tengan más beneficios y privilegios que los ciudadanos comunes y corrientes y para que no enviemos el mensaje antiético de que ser criminal paga, que es lo que reflejan esos acuerdos.
¿Específicamente qué cambiaría?
Yo estoy dispuesto a que las FARC hagan política, ese truque de balas por votos puede ser permisible, pero los guerrilleros tienen beneficios que los colombianos no tienen: un ciudadano que haya cometido un delito común no puede aspirar a un cargo de elección popular. Las FARC no van a tener umbral electoral para mantener su personería jurídica y van a ser el partido mejor financiado de Colombia, sin importar cuántos votos saque. También es grave la operación de lavado de activos que se creó con el Decreto 903 que volvió lícita la fortuna criminal de las FARC y la salvaguardia de dos años para no perseguir penalmente a los cultivadores de drogas, y el hecho de que cada guerrillero tenga un sueldo de 1,800,000 pesos [600 dólares], cuando el 87 por ciento de los colombianos que tienen empleo formal ganan sólo dos salarios mínimos al mes, o incluso menos.
¿Usted es de los que piensa que Colombia está en riesgo de ser castrochavista?
Ese término se ha usado para asustar en algunos casos. Lo que sí hay que reconocer que las FARC mantienen su ideario marxista-leninista y de pensamiento revolucionario-bolivariano, una referencia específica al chavismo y al socialismo del siglo XXI.
Uno de sus puntos de campaña es la lucha contra la corrupción. Sin embargo, varios de los ex funcionarios del gobierno DE Uribe están condenados o salpicados en varios escándalos de corrupción...
A mí me tiene sin cuidado si el corrupto es del Centro Democrático o del Polo Democrático, si es de izquierda, de centro o de derecha. La corrupción no tiene ni partido ni color político, y uno tiene que combatir a todos los corruptos sin excepción. A todos hay que condenarlos y combatirlos sin excepción.
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