Los cubanos conmemoran este 10 de octubre un aniversario más del hecho histórico conocido como el Grito de Yara, que dio comienzo a la guerra por la independencia de Cuba en 1868.
Ese año, en la noche del 9 al 10 de octubre, el líder del movimiento libertador, Carlos Manuel de Céspedes, inició la contienda al promulgar, en el ingenio azucarero La Demajagua, el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba. Este manifiesto contenía el plan de lucha para obtener la libertad y los objetivos de la guerra que empezaba. Al grito de ¡Viva Cuba Libre!, Céspedes proclamó la independencia de Cuba, una declaración que pasó a la historia como el Grito de Yara.
El manifiesto de la junta revolucionaria de 1868 expresaba su intención de buscar la independencia, sobre la base de la igualdad de todos los seres humanos, fuese cual fuese su nacionalidad o el color de la piel.
Ese ideal progresista contemplaba la abolición de la nefasta práctica de la esclavitud, recién erradicada en los cercanos Estados Unidos –que acababa de sufrir una sangrienta guerra civil– pero todavía vigente en Cuba. Predicando con el ejemplo, Céspedes, que era abogado y también dueño del ingenio La Demajagua, dio la libertad a sus esclavos y los invitó a unirse a la lucha contra el poder colonial.
Aunque los insurgentes fueron dispersados por una columna española en el poblado de Yara, la insurrección cobró fuerza y no tardó en extenderse por la parte oriental de Cuba, una de las últimas colonias del imperio español.
De los menos de 150 hombres con que contaban al principio, las fuerzas libertadoras ya tenían unos 17,000 para el 18 de octubre, cuando tomaron la ciudad de Bayamo. En esta ciudad del oriente cubano, el 20 de ese mismo mes, se interpretó por primera vez el Himno Nacional, escrito por Perucho Figueredo.
La guerra contra la metrópoli continuaría por 10 años y terminaría en el armisticio conocido como el Pacto del Zanjón, bajo cuyos términos Cuba seguía siendo colonia española. En 1895 estallaría una nueva contienda por la libertad.
Siglo y medio después de la gesta del Grito de Yara, la nación cubana todavía afronta escollos para alcanzar su independencia definitiva. El sistema político y económico impuesto por el régimen castrista desde 1959 ha resultado en un fracaso. La zozobra del modelo causó el éxodo de más de un millón de cubanos, principalmente a Estados Unidos, en diversos momentos de la historia reciente.
La reanudación de las relaciones con Estados Unidos, promulgada el 17 de diciembre del 2014, generó nuevas esperanzas, pero el gobierno de Donald Trump, quien siempre criticó enérgicamente el acercamiento entre las dos naciones propiciado por el ex presidente Barack Obama, ha dado marcha atrás al deshielo. Hoy, mientras recuerdan el Grito de Yara, los cubanos se debaten entre su constante ansia de libertad y la incertidumbre que vela el futuro cercano.
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