Con la esperanza de conseguir un trabajo en la construcción del estadio de los Marlins, Juanita Alvarez acampó desde las 10:30 p.m. en la inmediaciones del proyecto en La Pequeña Habana. Quería ser una de las primeras en una fila de miles de aspirantes.
"Pensé que tendría la oportunidad de sentarme con alguien y expresarme'', comentó Alvarez, que está en edad de retiro y necesita fuentes de ingreso.
Al día siguiente, le entregaron una rudimentaria planilla para que dejara su nombre, dirección, número de contacto y profesión. Le dijeron que la llamarían en tres o cuatro semanas.
"Con ese papel tan simple que nos dieron, me pregunto si no fue un show'', cuestionó Alvarez.
La imprevista entrega de más de 6,000 planillas por parte de la empresa Hunt/Moss, contratista de los Marlins, se adelantó dos días a una ya pautada feria de trabajos de construcción organizada por la Ciudad de Miami en Jungle Island. El simposio era parte de un programa creado por el municipio precisamente para fomentar la contratación de residentes y pequeños negocios locales en proyectos públicos como el estadio.
Uno de los más contundentes argumentos que usó el condado de Miami-Dade para dar luz verde al estadio fue que generaría miles de trabajos en la comunidad. Sin embargo, la disociación de ambos eventos la semana pasada ha suscitado dudas entre sindicatos y grupos vecinales sobre el compromiso de emplear a residentes en el megaproyecto, cuyo costo -- antes de la primera piedra -- ya ascendió a $2,400 millones.
"En vez de dar pie a un circo caótico en las calles, debieron haber organizado algo más profesional, refiriendo a las personas a la feria de construcción para que tuvieran un mejor entendimiento de lo que es el proyecto'', lamentó Miguel Fuentes, director de política del Consejo Regional de Carpinteros de la Florida.
Fuentes agregó que, de lo contrario, estarían creando falsas esperanzas.
"Yo estaba en la línea hablando con la gente, y muchos ni siquiera tenían experiencia en construcción'', dijo Fuentes. "Estos empleos no son para ellos''.
El Consejo, que agrupa a los sindicatos de carpinteros en el estado, ha apoyado a los Marlins a lo largo del proceso por las oportunidades de empleo.
"Ahora tengo mis dudas'', subrayó Fuentes.
Por su parte, los Marlins sostienen que la entrega espontánea de planillas en la calle se produjo como respuesta a la iniciativa de personas que se acercaron en busca de empleo a las recién iniciadas obras de excavación.
"Esta no es la manera en que estamos contratando a la gente'', aclaró P.J. Loyello, portavoz del equipo. "Esto es simplemente una base de datos. Si los subcontratistas deciden que necesitan personal adicional, pueden encontrarlas ahí''.
Los opositores al estadio argumentan que, de todas maneras, los trabajos que se ofrecerán en la comunidad son los más básicos y de menores ingresos. Se especula, de acuerdo con experiencias pasadas, que los contratos más lucrativos terminarán en manos de compañías de afuera que importan gran parte de su fuerza laboral.
Por eso es necesario un proceso más formal y profesional para medir la capacidad de los residentes locales, en vez de mandarlos a llenar una planilla, según Alyce Gowdy Wright, directora de Trabajos con Justicia, que ha formado una coalición de residentes, sindicatos y contratistas minoritarios.
Los antecedentes dan la razón a los más escépticos. En proyectos como la terminal norte del Aeropuerto Internacional de Miami y el Centro Adrienne Arsht de Artes Escénicas, el Condado entregó la responsabilidad a American Airlines y al Fideicomiso de Artes Escénicas que, a su vez, contrataron a las empresas constructoras, las cuales no estuvieron a la altura de la transparencia que los contribuyentes exigen. Es un velo sutilmente utilizado para mantener a los contratistas locales y a sus trabajadores fuera del pastel.
Ahora los Marlins tienen la oportunidad de pegar un jonrón y marcar la diferencia y velar para que Hunt/Moss y las firmas que subcontraten utilicen el talento hecho en casa.
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