Las crisis hacen evolucionar a los pueblos. Venezuela recibió movimientos migratorios provenientes de la Europa de posguerra y de una Latinoamérica cuyas dictaduras y crisis económicas la dejaban como buen destino entre las décadas de los 1950 y los 1990, por la riqueza de su petróleo, lo amigable de su clima y lo atractivo de su geografía. Hoy la nación suramericana vive una diáspora estimada entre tres y cuatro millones de personas, algo más que el 10 por ciento de su población, de acuerdo con analistas.
Angustia y desesperación son comunes en cartas que llegan a fundaciones que ayudan a los venezolanos que migran. “Llegué en julio de 2017 con mi esposo y mi hijo. Tengo 36 semanas de embarazo. Afortunadamente encontramos un lugar donde vivir, totalmente vacío. Al bebé que viene en camino no le pude traer nada de Venezuela por temor a que me revisaran la maleta y no me dejaran pasar. Para él no tengo absolutamente nada”.
“Somos una familia más que llega a este país con las maletas llenas de ropa, esperanzas e ilusiones. Con mucha vergüenza les pido ayuda”, agrega la misiva que enseñó a el Nuevo Herald el programa Raíces de la Fundación Venezuela Awareness. Algunos que llegan al sur de la Florida solo traen fe, porque no tienen trabajo ni recursos de subsistencia. Ante eso, es creciente el apoyo espontáneo de venezolanos ya instalados en esta urbe estadounidense.
Toma así más actividad la labor de quienes emprenden la tarea de procurar cobijo y asesoría, a través fundaciones como Venezolanos en Kendall, o grupos de emprendedores con visión social, tales como el sector de restaurantes, que protagonizan alianzas y acuerdos para apoyar a diversas fundaciones.
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En entrevista para el Nuevo Herald, Patricia Andrade, presidenta de Venezuela Awareness, destacó que el organismo, defensor de los derechos humanos, no había sido creado con el propósito de ayudar materialmente a los venezolanos que migran, pero que la demanda de enseres condujo a la creación de su programa Raíces.
“A finales de 2015 comenzamos a recibir muchas llamadas pidiéndonos cosas básicas para la casa. Era tanta la petición, que planifiqué abrir un lugar para ayuda básica de lo que pedían, como sábanas, cafeteras, ollas, toallas, etc. Decidimos abrir un depósito en enero de 2016. A los dos meses, teníamos una cola de gente. Me di cuenta de que los venezolanos estaban saliendo desesperados, en situación precaria”, indicó Andrade.
Entran en la comunidad de manera inadvertida pero con una gran necesidad de ayuda, según el perfil de las personas que han recibido las ayudas por parte de las fundaciones. “Para los venezolanos no hay ayudas, porque llegan como turistas”, comenta Andrade.
“Piden sábanas, toallas, edredones –lo básico para acostarse a dormir. Piden colchones. Las familias que acuden son la clase media venezolana, profesional. Hay dos tipos, el profesional, ingeniero, médico, periodista y el venezolano no profesional que ha sufrido los abusos de la Guardia Nacional, que ha estado en protestas y alguien de su grupo ha sido asesinado o perseguido. Te dicen: ‘Hicimos la maleta, cerramos la casa, se la encomendamos a Dios y nos fuimos’”.
Para los venezolanos no hay ayudas, porque llegan como turistas
Patricia Andrade, presidenta de Venezuela Awareness
Gloria Mora, presidenta de la Fundación Venezolanos en Kendall, coincide con relación al perfil de las personas que necesitan ayuda. “ Una señora tuvo una fractura a consecuencia de un accidente y perdió el trabajo. Su esposo estaba haciendo Uber y no tenía quien la atendiera. Todos los días nos turnábamos, por tres semanas, para ayudarla con el almuerzo y la cena. Una de nosotros nos quedábamos con ella, si había que bañarla, la bañábamos. El esposo era de PDVSA y estaba de Uber acá”, indicó Mora en entrevista para el Nuevo Herald.
La información, la asesoría también es un valor que brinda la fundación “Venezolanos en Kendall. Su presidente, abogada de profesión, dijo que brindan asesorías para registrar corporaciones en el estado de la Florida. Recomienda seguir las actividades y servicios a bajos costos que informan a través de sus redes sociales, como su cuenta de Instagram venezolanoskendall, donde también informan sobre oportunidades de trabajo.
Carol Quintero, coordinadora de la Fundación Venezolanos en Kendall, señaló a el Nuevo Herald que el apoyo moral se materializa de muchas maneras. “Les decimos dónde pueden llevar a los niños a un day care que no sea costoso. También les damos ayuda para artículos para el hogar, porque llegan sin nada, con una mano adelante y otra atrás. Tenemos un chat donde recibimos y pasamos información que por allí mismo conseguimos. Mientras se están adaptando, nosotros tratamos en lo que podemos de auxiliarlos”.
Emprendedores también socorren en la crisis
César González, cocinero, experto en marketing, creador y socio de los restaurantes Boca’s en el sur de la Florida, es un joven emprendedor venezolano que aprendió cómo ir escalando posiciones a punta de esfuerzo, humildad, trabajo honrado y mucha entrega. Considera que el primer choque para los venezolanos que migran a Estados Unidos, es el salto abrupto en las rutinas de trabajo.
“Venirse para acá es muy difícil, porque nosotros como venezolanos no estamos acostumbrados a trabajar al nivel que aquí se requiere. No quiere decir que no estemos preparados laboralmente, intelectualmente o físicamente, es que emocionalmente no lo estamos. Porque Venezuela es un país demasiado sabroso en el que nosotros disfrutamos de la vida de una forma especial. Es muy caribeño“, dijo a el Nuevo Herald.
Recientemente, González organizó un evento que denominó Cocineros Unidos por Venezuela.
“Hice un llamado a través de mis redes sociales el 7 de junio a las 3 p.m. y pedí que las personas fueran al restaurante a las 11 p.m., a una reunión. Les dije: ‘Quiero que se enteren de algo que quiero hacer, quiero el apoyo de ustedes como cocineros. Nos vemos en mi restaurante a las 11 p.m.’. El gremio de los restaurantes se odia, porque todos somos competencia. Fueron unas 70 personas, por los menos 25 dueños de restaurantes, con un llamado de tan pocas horas. Les dije: ‘Me reuní con la gente de las fundaciones, ellos necesitan dinero. Donemos nuestras horas, nuestra ganancia, nuestra facturación”, recordó.
El resultado fructífero de la jornada hizo ver que propietarios de restaurantes dejaron de lado su competencia, para dar oportunidad a la solidaridad. “Todo muy orgánico, todo sin mucha preparación. La jornada fue el 21 de junio, de 7 a 9 de la noche. Se unieron 186 restaurantes, en 56 ciudades del mundo en 14 países, todo esto, en 14 días. El dinero recaudado fue destinado a fundaciones en Venezuela”.
Solidaridad en evolución
Representantes de iniciativas positivas reconocen que el sentido de hermandad, aunque es común entre los venezolanos, no tenía mucha tradición en Miami. No obstante, señalan que a raíz de la creciente crisis, ha habido una evolución positiva con señales claras de solidaridad con el recién llegado, al menos desde 2014.
“Yo soy testigo, no de las primeras generaciones que vinieron, pero sí de la segunda y de la tercera, soy testigo de que los venezolanos acá nos odiábamos. Estábamos desunidos, nos tirábamos a morir, y siempre decíamos: ‘Yo no voy para ese sitio porque allí hay puros venezolanos’. Ahora, desde hace uno o dos años, esto ha cambiado, a pesar de que seguimos con ese tema, ahora nos estamos ayudando”, señaló González.
Interrogada sobre si era realidad la creencia de que el venezolano no era solidario con otros connacionales en Miami, Andrade señaló que en efecto, “éramos así, pero hemos empezado a cambiar. Lo digo por el programa Raíces. No ha sido suficiente. Los venezolanos que empezaron a donar te dicen: ‘Mira las sábanas las lavé, están planchaditas. Te puse esto acá dobladito, no lo confundas. Es decir, te donan con mucho afecto y solidaridad, pero el proceso de solidaridad ha sido lento”, señala Andrade.
Poco a poco el venezolano ha ido sacando ese corazoncito escondido. Cada día las peticiones crecen. Estamos recibiendo a las víctimas de la represión del 2017 y las historias que escuchamos a veces son de horror
Patricia Andrade, presidenta de Venezuela Awareness
“Los venezolanos somos solidarios, nos hemos ocultado el corazón por las situaciones políticas que nos han tocado vivir. Pero poco a poco el venezolano ha ido sacando ese corazoncito escondido. Cada día las peticiones crecen. Estamos recibiendo a las víctimas de la represión del 2017 y las historias que escuchamos a veces son de horror”, señaló Andrade.
Nakary Prieto es coordinadora de la fundación Venezolanos en Kendall, pero en su momento fue beneficiaria. “Desde que llegué tuve la dicha de conocer a Gloria Mora, principalmente. Me incluyó en el chat de la fundación y de allí empecé con mis primeros empleos, también me he visto beneficiada con cosas para mi hogar. Camas, mesas, sillas, de todo eso que donan y todas ellas publicaban y yo me vi beneficiada con eso”.
“Además de que soy beneficiada, también estoy colocando mi ayuda hacia los venezolanos que están allá y como parte de la fundación Venezolanos en Kendall. Lo que yo he recibido también lo he dado”, destacó Prieto, quien asegura que existe mucha solidaridad, pero tal vez desinformación en torno a las iniciativas.
“En ‘Raíces’ le damos un edredón para que se arropen y ya no pasen más frío. Les damos la oportunidad de cambiar un plato desechable por un plato de vidrio. Ves la emoción con lo que la gente lo recibe. Les decimos: ‘Esto lo están dando venezolanos y por eso no te cobramos nada’. Esa es la solidaridad”, destaca Andrade.
González, junto a otros empresarios, ha ayudado a venezolanos que llegan al país a conseguir trabajo, eso sí, destaca que el venezolano debe entender que en Estados Unidos los recomendable es partir de abajo, adaptarte a un estilo de trabajo mucho más exigente y con esfuerzo y paciencia, ir subiendo posiciones. Tiene empleados a los que ha ayudado a conseguir facilidades en el pago de la renta y en la compra de vehículos.
“Hay gente que hemos ido a sacar de estacionamientos. Hay muchos venezolanos durmiendo en los carros y van para allá porque tienen cierta seguridad. Porque allí siempre hay policías. Hemos ido para allá porque de pronto está el primo de uno de los que trabaja conmigo. O de pronto esta persona nos enteramos porque fue a trabajar y nos echó el cuento. Entonces, entre todos, agarramos y decimos: ‘Vamos a pagarle el alquiler a esta persona’, comenta González.
“Es cierto que nosotros hemos sido solidarios con lo que está ocurriendo en Venezuela enviando mucha ayuda para allá. De hecho, nosotros también lo hacemos, pero hay que también mirar a estas familias que están huyendo de la represión que sufre en Venezuela y que están llegando casi con lo que tienen puesto y necesitan nuestra solidaridad. Yo les pido que sean solidarios, porque son como nosotros, que dieron una lucha en la calle y sufrieron la persecución, fueron víctimas de la represión y ahora están acá y no los podemos dejar solos”, indicó la presidenta de Venezuela Awareness.
Ayuda recomendada: actitud adaptativa y preparación
“Ayúdate que yo te ayudaré”, es una premisa que comparten venezolanos a la hora de asesorar a los recién migrados en La Florida.
“Aquí tenemos que comenzar de abajo. No todas las personas tienen la capacidad para llegar con algo estable, con algo en su campo, para llegar con cierto estatus y mantenerlo. Porque esta es otra vida, este es otro país, estas son otras leyes. Este es otro día a día. Otra cultura. La gente que yo he visto que ha logrado sentar bases acá y te lo digo en muchos niveles y hasta empresarios super exitosos, es gente que empezó de abajo como si no tuviera nada o el que se vino sin tener nada que le tocó”, indica el emprendedor César González.
“Les recomiendo que se preparen. Particularmente le recomiendo que estudien inglés, hay cursos, hay diferentes tipos de oficio y se pueden preparar, que no es difícil hacerlo, incluso hay cursos hasta en español. Es como el caso de los mismos extranjeros que llegaban a nuestros país antiguamente. El que no estaba preparado tenía que, por ejemplo, comenzar haciendo trabajos de limpieza. Hacerlo no les quita nada, no van a dejar de ser lo que son por hacer eso, por el contrario, pero tienen que prepararse. Muchas personas han seguido el consejo, otras lamentablemente no”, indica Mora.
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