Políticos y activistas a ambos lados del debate político sobre Cuba esperan que la muerte de Fidel Castro sea un punto de giro para la historia de la isla caribeña.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama dijo que su gobierno extendía “una mano de amistad al pueblo cubano. Sabemos que este momento llena a los cubanos - en Cuba y en los Estados Unidos - de emociones poderosas, recordando las innumerables formas en que Fidel Castro alteró el curso de las vidas individuales, las familias y de la nación cubana”.
Al mismo tiempo, Obama recordó los esfuerzos de su presidencia para dejar atrás la relación de discordia entre ambos países y construir una relación a partir de los lazos en común.
El presidente electo Donald Trump emitió un comunicado en el que se refería a la muerte del “brutal dictador”.
“Si bien Cuba sigue siendo una isla totalitaria, espero que el día de hoy marque un distanciamiento de los horrores soportados durante demasiado tiempo y un paso hacia un futuro en el que el maravilloso pueblo cubano finalmente viva en la libertad que tanto merecen”, comentó Trump.
Asimismo aseguró que su “gobierno hará todo lo posible para asegurar que el pueblo cubano pueda finalmente iniciar su camino hacia la prosperidad y la libertad. Me uno a tantos cubanoamericanos que me apoyaron tanto en la campaña presidencial, incluyendo la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506 que me respaldó, con la esperanza de que un día pronto vea una Cuba libre”.
Por su parte, los senadores cubanoamericanos Marco Rubio (republicano por la Florida) y Bob Menéndez (demócrata por New Jersey) criticaron duramente el legado de Castro.
“Desde que tomó el poder, Fidel Castro fue un brutal dictador que siempre será recordado por sus flagrantes abusos de los derechos humanos, la sistemática explotación de los cubanos, la represión implacable, y la sofocante censura contra su propio pueblo”, declaró Menéndez.
“Fidel Castro tomó el poder prometiendo libertad y prosperidad a Cuba, pero su régimen comunista la convirtió en una isla-prisión empobrecida”, dijo en un comunicado Rubio.
“Por seis décadas, millones de cubanos se vieron obligados a huir de su propio país, y aquellos que fueron acusados de oponerse al régimen fueron enviados a la cárcel rutinariamente e incluso asesinados. Tristemente, la muerte de Fidel Castro no significa la libertad para el pueblo cubano o justicia para los activistas democráticos, los líderes religiosos, y los opositores políticos que él y su hermano han encarcelado y perseguido”, agregó.
El senador demócrata de la Florida, Bill Nelson, exhortó al gobierno estadounidense a presionar a Raúl Castro a dar libertad y derechos a los cubanos y pidió al presidente electo Trump no interrumpir la política de deshielo con Cuba iniciada por Obama.
“Ahora que Fidel se ha ido, los Estados Unidos deberían aumentar las presiones sobre su hermano Raúl y seguir tomando medidas para apoyar el pueblo cubano hasta que este les otorgue los derechos y libertades más básicas”, dijo Nelson en una declaración. “Entretanto, la nueva administración Trump debería continuar la política de apertura hacia los viajes y las comunicaciones con Cuba.”
El representante Carlos Curbelo, también de origen cubano, hizo declaraciones similares pero recalcó que el fallecimiento de Castro “pone punto y final a un largo y doloroso capítulo en la historia de Cuba”, subrayó.
Por su parte, Ric Herrero, director de #CubaNow, una organización que favorece el acercamiento entre las dos naciones, dijo que la muerte de Castro significaba que “la nación cubana y su relación con el mundo ya no va a estar definida por un hombre sino por el esfuerzo de millones de cubanos fuera y dentro de la isla”.
La congresista Ileana Ros-Lehtinen, históricamente una de las voces más críticas de Fidel Castro a través de los años en Estados Unidos, estuvo muy activa durante toda la madrugada dando declaraciones a medios de prensa.
“El día que las personas tanto dentro de la isla como fuera han esperado ha llegado: un tirano está muerto y puede amanecer un nuevo comienzo en el último bastión comunista del hemisferio occidental”, dijo Ros-Lehtinen.
“Ahora, el mensaje es muy claro para aquellos que piensan que seguirán al desgobierno de Cuba a través de la opresión y el miedo. Ya basta...Debemos aprovechar el momento y ayudar a escribir un nuevo capítulo en la historia de Cuba: la de una Cuba libre, democrática y próspera”.
Ros-Lehtinen y el representante Mario Díaz-Balart, que favorecen mantener las sanciones a Cuba, aprovecharon para mencionar los requisitos legales para eliminar el embargo:
“Cuando los gulags se cierren, se celebren elecciones, los presos políticos sean liberados y se restablezca la libertad, los Estados Unidos podrán legalmente levantar el embargo contra el régimen comunista de la Habana. Ahora es el momento de actuar” añadió Ros-Lehtinen.
Díaz-Balart también lanzó críticas al modo en que el presidente Barack Obama manejó la política hacia Cuba:
“Vergonzosamente, el presidente Obama ha pasado los últimos ocho años tratando de ceder importantes ventajas al enfermo régimen de Castro. A pesar de la colaboración del Presidente Obama y la traición a la misión de América de promover la libertad, el pueblo estadounidense mantiene su fuerte solidaridad con el pueblo cubano en su lucha por elecciones libres, derechos humanos y libertad”, dijo el representante en un comunicado.
Nora Gámez Torres:@ngameztorres
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