El 18% de los casi 275,000 pedidos de auxilio que se recibieron el año pasado en la Línea Nacional contra la Violencia Doméstica proceden de mujeres u hombres hispanos, un porcentaje elevado, confirmaron representantes de este servicio.
Maribel Bruno, portavoz de la línea que tiene su base nacional en Austin (Texas), informó el jueves que la cifra corresponde a llamadas de mujeres víctimas de abusos en busca de ayuda “real y directa”, así como también de hombres que “buscan ayuda para terminar con el abuso”.
Los hispanos constituyen el 17% de la población del país, y según un estudio reciente de Caridades Católicas, integran uno de los grupos culturales donde las palizas, insultos y amenazas serían “aceptables” en el país de origen.
En EEUU, los abusos, que pueden ser físicos, emocionales, económicos y hasta de acoso cibernético, son catalogados en general como violencia entre parejas, aunque también existen denuncias de maltrato intrafamiliar de padres e hijos y hacia los abuelos.
Según Bruno, el abuso más común entre los indocumentados es el financiero, “porque las mujeres no pueden escapar del ciclo por no poder sostenerse por sí mismas”.
Un estudio de la organización Mujeres Latinas en Acción, de Chicago, indica que una de cada doce mujeres latinas ha experimentado violencia doméstica en los últimos doce meses.
Sostiene además que las mujeres inmigrantes casadas tienen más posibilidades de sufrir abusos que las solteras, en particular durante el período de embarazo, con la particularidad de que recurren menos a la policía y prefieren acudir a sus amigas, familias o vecinos en busca de ayuda.
El estudio “Cuando Llamo por Ayuda”, de Caridades Católicas, indica que no hay cifras concluyentes que muestren que la violencia doméstica ocurra con mayor regularidad en determinadas poblaciones.
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